Isla de Florida comienza su extenso camino hacia la recuperación después de Helene: Se nos acabó la suerte

Por 33 años, Michael Ward ha sido residente de Treasure Island, una pequeña isla al oeste de Florida. El jueves, desoyendo una orden de evacuación ante el inminente peligro del huracán Helene, decidió no seguir a su esposa a un refugio seguro y quedarse en casa. Esta decisión más tarde le causaría gran pesar.

A medida que la ciudad del sur de Estados Unidos comenzaba a inundarse, Ward, de 67 años, se vió aterrorizado ante la posibilidad de una electrocución y trató de abandonar su hogar de una sola planta. Luchando contra la fuerza del agua, no pudo abrir las puertas, viéndose forzado a escalar hacia una ventana para salir.

Con agua hasta la cintura, logró desplazarse unos 800 metros hasta llegar a la casa de dos plantas de un vecino, donde se refugió el resto de la noche.

“No puedo creer que haya vivido esto. Llevo 44 años en Florida y a menudo las predicciones sobre estas tormentas son incorrectas”, menciona Ward. “Parece que nuestra suerte se ha agotado”.

Treasure Island se encuentra en el golfo de México y es parte de un conjunto de islas de barrera, separadas de St. Petersburg, Florida, por un puente.

La noche del jueves, Helene se cobró la vida de una de sus 11 víctimas en Florida —más de 50 en total considerando varios estados— en esta comunidad de 6,500 habitantes, la cual está mayormente compuesta por profesionales exitosos y personas retiradas.

La marejada ciclónica alcanzó aproximadamente 2,10 metros de altura y el impacto del huracán, categoría 4 de 5, es evidente en todas partes. El lodo cubre las aceras y objetos arruinados por el agua —sofás, camas, refrigeradores y puertas— se apilan frente a las viviendas.

“Devastador”

Arthur Czyszczon se mueve inquieto alrededor del Page Terrace, el hotel frente al mar que administra con su familia.

En el exterior, colchones, mesas de noche y lámparas se encuentran apilados. Al igual que muchos, evacuó la isla antes de la tormenta, regresando ahora para evaluar los daños.

“Es devastador ver a tu comunidad sufrir esto. El daño de la sal es inmenso”, expresa este hombre de 42 años, preocupado por el futuro de sus vecinos.

Indica que la mayoría de las viviendas a nivel del suelo ahora son inhabitables, y muchos residentes no cuentan con seguro contra inundaciones debido a su alto costo.

“Recuperar los restaurantes, reparar las viviendas y los hoteles tomará bastante tiempo. La comunidad debe unirse y colaborar más que antes de la tormenta”.

Para Czyszczon y otros vecinos de Treasure Island, comienza un largo proceso de recuperación, lleno de incertidumbres y preocupaciones.

Ward recuenta que, durante la noche del huracán, le fue imposible dormir pensando en todo el trabajo de reparación que tendría que emprender.

“Una pesadilla”

Al lado del puente hacia St. Petersburg, Ross Sanchez prefiere no reflexionar mucho sobre el futuro. Como muchas otras personas, transporta en un carro bolsas de plástico llenas de pertenencias y ropa recién recuperadas de su hogar.

Dado que las autoridades han restringido el acceso vehicular a la isla para facilitar las labores de limpieza, Sanchez y otros deben caminar casi dos kilómetros bajo un sol de 30 ºC de temperatura.

“He estado aquí cerca de 40 años y jamás había presenciado algo así”, expresa con pesar. “Hay demasiadas emociones en juego. Un shock absoluto. Los juguetes de mi hijo de cuatro años, su cuna, todo se ha perdido”.

Cerca, Gary Potenziano, de 74 años, hace un enorme esfuerzo por empujar un carro cargado con lo poco que pudo salvar de su hogar inundado.

“Esto es una pesadilla”, manifiesta su esposa, Patty. “Con algo de suerte, mañana por la mañana podremos volver a nuestro hogar para empezar a trabajar, porque hay mucho por hacer. Todo en nuestra casa está destruido”.

creditos de las imagenes de este post: Robertocavada.com